Fibrilación auricular: ¿es la antesala de un derrame cerebral? 

La fibrilación auricular (FA) es la arritmia cardíaca más frecuente en el mundo. Ocurre cuando las aurículas (las cavidades superiores del corazón) laten de forma desordenada y rápida, como si “aletearan”. Este ritmo irregular impide que el corazón bombee la sangre de manera eficiente, lo que puede ocasionar cansancio, mareos, falta de aire o, en muchos casos, no dar síntomas en absoluto. 

De acuerdo con especialistas de Mayo Clinic, muchas personas descubren que tienen FA de manera inesperada, durante un chequeo médico rutinario. Sin embargo, para otros pacientes, los síntomas que van apareciendo afectan tanto que limitan actividades cotidianas como subir escaleras o caminar distancias cortas. 

Enemigo silencioso: el riesgo de derrame cerebral 

El mayor riesgo de la fibrilación auricular es la formación de coágulos dentro del corazón. Estos coágulos pueden viajar al cerebro y provocar un accidente cerebrovascular (ACV). De hecho, según los médicos de Mayo Clinic, 1 de cada 7 ACV estaría relacionado con la FA. 

Asimismo, los especialistas explican que el 90% de estos coágulos se originan en el apéndice auricular izquierdo, una especie de “bolsillo” del corazón donde la sangre puede estancarse. 

Es clave saber que el riesgo de ACV aumenta en personas con hipertensión, insuficiencia cardíaca, diabetes, antecedentes de ACV o simplemente con la edad. A medida que la edad avanza, el riesgo de un derrame cerebral puede superar el 20% (mayores de 80 años). 

La situación en Perú 

Aunque no contamos con estadísticas nacionales precisas, de acuerdo con un importante registro denominado SAFIR, que analizó a 450 pacientes en Lima, Arequipa y Cusco, reveló datos importantes: la forma más frecuente fue la fibrilación auricular permanente (78%) y la edad promedio de diagnóstico fue de 69 años. La hipertensión arterial y la insuficiencia cardíaca fueron las enfermedades más asociadas a esta arritmia. 

Estos datos confirman lo que ocurre a nivel mundial: el envejecimiento de la población y el aumento de factores de riesgo cardiovasculares hacen que la fibrilación auricular sea cada vez más común. 

¿Cuáles son las opciones de tratamiento? 

El tratamiento busca dos objetivos: prevenir coágulos y controlar el ritmo cardíaco. Para lograrlo, existen tres enfoques principales: 

  1. Medicamentos 

-Betabloqueantes, bloqueadores de canales de calcio, digoxina y antiarrítmicos ayudan a controlar la frecuencia cardíaca. 

-Los anticoagulantes (llamados también afinadores de sangre) reducen el riesgo de ACV. 

  1. Cardioversión 

-Es un procedimiento hospitalario que restablece el ritmo normal del corazón mediante medicamentos o una descarga eléctrica controlada. 

  1. Procedimientos especializados 

-Oclusión del apéndice auricular izquierdo: se coloca un dispositivo para sellar esta zona y evitar la formación de coágulos. 

-Ablación: mediante calor, frío o pulsos eléctricos, se modifican los tejidos del corazón que generan las señales anormales. 

-Ablación híbrida: combina técnicas de cirugía mínimamente invasiva y ablación con catéter, útil en casos más complejos. 

El papel de los hábitos saludables 

Más allá de los medicamentos u otras opciones de tratamiento, la prevención juega un rol fundamental. Un estudio de la Universidad de Murcia demostró que mantener un estilo de vida saludable puede reducir hasta en 41% el riesgo de infartos, trombosis o ictus en pacientes con FA. 

¿Cuáles son estos hábitos? 

  • Controlar la presión arterial 
  • Mantener un peso adecuado 
  • Evitar el tabaco y limitar el consumo de alcohol 
  • Vigilar los niveles de glucosa 
  • Practicar actividad física regular 

Cuantos más hábitos saludables se adopten, menor es el riesgo de complicaciones. 

Una condición de por vida, pero controlable 

La fibrilación auricular no siempre puede curarse de forma definitiva, pero sí puede controlarse con el tratamiento adecuado y cambios en el estilo de vida. Recuerda que detectarla a tiempo es fundamental: un diagnóstico temprano permite reducir complicaciones graves como el ACV. 

La recomendación de los expertos es clara: si sientes palpitaciones irregulares, falta de aire, cansancio extremo o mareos, consulta a un médico. Un chequeo oportuno puede marcar la diferencia. 

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