¿Por qué la anemia puede ser mucho más peligrosa en los adultos mayores y cómo combatirla? 

Envejecer trae consigo una serie de cambios fisiológicos que hacen al organismo más vulnerable. Uno de los problemas de salud que suele pasar desapercibido es la anemia. Aunque puede presentarse a cualquier edad, sus efectos en los adultos mayores pueden ser más graves. 

“Un bajo nivel de hemoglobina indica que hay menos glóbulos rojos para transportar oxígeno a los órganos y tejidos. Esto obliga al corazón a trabajar más, pudiendo desencadenar una falla cardiaca. Además, al disminuir la oxigenación, aparecen mareos y alteraciones en el comportamiento, lo que incrementa el riesgo de caídas”, explica el doctor José Caravedo, hematólogo de la Clínica Ricardo Palma. 

Las caídas en personas mayores no son un detalle menor: representan una de las principales causas de hospitalización y están asociadas a un alto porcentaje de mortalidad a corto plazo. 

Síntomas que no deben pasarse por alto 

La anemia en los adultos mayores puede avanzar sin ser reconocida de inmediato. Sin embargo, hay señales de alerta que deben llamar la atención tanto de familiares como cuidadores. Entre los síntomas más comunes se encuentran: 

  • Cansancio y decaimiento 
  • Somnolencia y falta de concentración 
  • Confusión o dificultad para pensar con claridad 
  • Palidez 

“La severidad de las manifestaciones dependerá del tiempo que el paciente ha tenido anemia y de su nivel de actividad física”, precisa Caravedo. Por eso, reconocer los síntomas a tiempo será fundamental para evitar complicaciones. 

Causas frecuentes (y no tan evidentes) 

A cualquier edad, la deficiencia de hierro es la causa más común de anemia. Sin embargo, en los adultos mayores la situación suele ser más compleja. 

En un alto porcentaje de pacientes mayores no se detecta una causa clara. “Esto ocurre debido a que tienen otras comorbilidades que podrían explicar la anemia. No debemos asumir que se debe solo a la edad o a una alimentación inadecuada”, advierte el especialista. 

La búsqueda de la causa exacta requiere un enfoque integral que descarte problemas gastrointestinales, enfermedades crónicas, sangrados ocultos o deficiencias nutricionales. 

Prevención y tratamiento: la clave está en el control 

Lo importante es que la anemia puede ser detectada y tratada oportunamente. La herramienta más sencilla y accesible es el hemograma completo anual, un examen de sangre que permite conocer si existe anemia y cuál es su grado. 

“Si se detecta anemia, hay que tipificarla y de acuerdo con ello, indicar el tratamiento adecuado. En caso no se detecte la causa exacta, el paciente debe seguir un control estrecho en el consultorio de hematología. En muchos casos la evolución de los síntomas y de la anemia nos pueden dar el diagnóstico”, enfatiza Caravedo. 

En cuanto a la prevención, mantener una dieta balanceada rica en hierro, vitaminas y proteínas es importante, pero nunca sustituyen la necesidad de evaluaciones médicas regulares, especialmente en personas mayores de 60 años. 

La anemia en los adultos mayores no es un síntoma pasajero ni un signo natural de la edad. Es una condición que puede comprometer seriamente la salud si no se atiende con prontitud. Recuerda que, ante cualquier señal de alerta, es fundamental buscar atención médica especializada. 

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