Dolor por escoliosis: ¿qué hacer para sentirme mejor? 

¿Por qué aparece? ¿qué hábitos ayudan a controlarla y cuándo es necesario acudir a un especialista? Esto es lo que indican los expertos. 

La escoliosis es una curvatura anormal de la columna que muchas veces pasa desapercibida, pero cuando provoca dolor puede interferir en actividades tan cotidianas como trabajar, estudiar o dormir.  Aunque sus causas son variadas: genéticas, neuromusculares o idiopáticas (sin causa conocida), el dolor no proviene solo de la curvatura, sino del impacto biomecánico que ejerce sobre la espalda. 

El Dr. Víctor Hugo Álvarez, anestesiólogo especialista en terapia del dolor de Clínicas Auna, explica que el origen del dolor es multifactorial y suele relacionarse con la carga desigual que soporta la columna. “La asimetría en la columna causa mayor esfuerzo muscular, sufrimiento de las articulaciones vertebrales, compresión nerviosa y en casos graves compresión medular”, detalla el especialista. 

Esta combinación provoca tensión constante, inflamación, rigidez y alteraciones en los nervios que pueden irradiar el dolor hacia otras zonas del cuerpo. Factores como el estrés, el sedentarismo, levantar peso inadecuadamente o el sobrepeso tienden a intensificar estas molestias. 

Movimiento terapéutico: ejercicios que ayudan 

A diferencia de lo que muchas personas creen, el reposo no es la solución. El movimiento adecuado –guiado y regular- es una de las herramientas más efectivas para aliviar el dolor por escoliosis. 

El Dr. Álvarez subraya dos aspectos clave: una alimentación saludable y el fortalecimiento muscular. “Dieta balanceada para evitar la obesidad, ejercicios de fortalecimiento de la musculatura de la espalda y que además favorezcan la flexibilidad, como el yoga”, recomienda. 

Así, algunas otrass actividades más útiles para hacer frente al dolor por escoliosis son: 

  • Yoga, natación o pilates adaptados 
  • Caminatas diarias 
  • Estiramientos suaves para reducir la rigidez 

Estas rutinas ayudan a estabilizar la columna, mejorar el equilibrio y disminuir la tensión muscular. En cambio, actividades de alto impacto, cargas pesadas o movimientos repetitivos sin supervisión pueden empeorar el dolor. 

¿Cuándo acudir a un especialista? 

Aunque muchas molestias pueden manejarse con cambios en el estilo de vida, hay situaciones que requieren evaluación profesional. El Dr. Álvarez es claro: “cuando el dolor interfiere en la vida cotidiana, es mejor acudir a un especialista”. Estos profesionales en columna, fisiatría o terapia del color pueden indicar, según cada caso: 

  • Fisioterapia personalizada 
  • Medicamentos antiinflamatorios o analgésicos 
  • Corsés ortopédicos cuando existe progresión de la curvatura 
  • Infiltraciones o bloqueos en casos severos 
  • Cirugía en deformidades graves o cuando hay compromiso neurológico 

En la mayoría de los casos, un enfoque multidisciplinario permite reducir el dolor y mejorar la funcionalidad sin necesidad de llegar a la cirugía. 

Hábitos y posturas que marcan la diferencia 

Usualmente estamos sentados durante gran parte del día: frente a la computadora, estudiando, trabajando o incluso usando el celular. Aunque parezca simple, la postura es determinante para la salud de la columna. 

El Dr. Álvarez enfatiza la importancia de incorporar pausas y variar la postura durante el día: “pausas activas, evitar una sola postura por mucho tiempo, si es posible considerar el soporte lumbar”.  

Algunos hábitos adicionales que ayudan a reducir el dolor incluyen: 

  • Mantener la pantalla al nivel de los ojos 
  • Usar sillas con apoyo lumbar o colocar un cojín pequeño en la zona baja de la espalda 
  • Repartir el peso al cargar mochilas o bolsas 
  • Dormir en un colchón firme con una almohada que alinee correctamente el cuello 
  • Levantarse y estirarse cada 45 minutos 
  • La aplicación de calor también relaja los músculos tensos y el frío puede ser útil si hay inflamación o dolor agudo 

Vivir mejor con escoliosis sí es posible 

La escoliosis no tiene por qué limitar la vida. Con información adecuada, actividad física regular, hábitos saludables y acompañamiento profesional cuando sea necesario, es posible controlar el dolor y mantener una vida activa. 

Si el dolor aparece con frecuencia, aumenta o afecta tus actividades diarias, no lo ignores. Un diagnóstico oportuno y un plan de tratamiento personalizado pueden marcar una diferencia significativa en tu bienestar y tu movilidad a largo plazo. 

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