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El padre moderno: una presencia vital en la vida de sus hijos

El rol del padre ha evolucionado, siendo más participativo y comprometido. Este cambio de paradigma refleja una mayor equidad de género y contribuye a la formación de una sociedad más equitativa y fortalecida.

Durante mucho tiempo se ha hablado de la importancia del vínculo afectivo entre la madre y el niño, dejando de lado el rol del padre. Pero hoy más que nunca, en una sociedad donde desde la mirada psicológica vemos los problemas con la autoridad convertidos en problemas sociales (como delincuencia e inseguridad ciudadana , entre otros…) como  un reflejo de la ausencia de una figura paterna protectora, permisiva y reguladora de buenas conductas, podríamos decir desde una mirada emocional, que se requería un cambio de paradigma de la figura paterna.

Ese rol, que se asociaba con las normas, los valores, los deberías, la capacidad de integración y de reglas para una buena convivencia, en la familia moderna de hoy ha cambiado. Ahora vemos a un padre involucrado en la crianza de sus hijos cobrando un mayor protagonismo que en las familias de hace 20 o 30 años.

Esta inclusión de la figura paterna dentro de las actividades hogareñas, algo que hasta no hace muchos años y sociedades a nivel mundial era una actividad atribuida a las mujeres, empezó con la incorporación de la mujer al mundo laboral. Una vez que el sistema empresarial abrió sus puertas tras la exigencia de una igualdad de oportunidades para las mujeres, inició un cambio radical en las obligaciones familiares de los hombres, lo que significa un avance positivo para la formación de una sociedad más equitativa.

La presencia actual del padre en la crianza de sus hijos cobra una importancia significativa, en la que vemos a un padre más expresivo, un padre que abraza, que cambia pañales, que compra en el mercado, que cocina, que lleva a sus hijos al colegio, en contraste con paradigmas pasados.

Desde este enfoque en muchos hogares trasnochar junto a la madre, participar directamente en la atención de los niños, ir a las reuniones del colegio, etc. forma parte de este nuevo paradigma: No del padre que ayuda, que cuida al bebé; sino del padre que ejerce su “Paternidad”.

El rol del padre moderno empieza cuando acepta ejercer una nueva paternidad, al igual que las madres han adoptado la función de sostén económico o “cabezas de familia”, es así como ahora el padre puede convertirse en una fuente de ayuda emocional, afectiva y de protección, además de organizar el hogar, y al mismo tiempo estar implicado en las actividades escolares de los niños, acciones que reflejan un cambio contundente en el paradigma de género.

Lo importante de la adopción de este renovado sistema de participación, es que ambos ejerzan las acciones pertinentes para que los hijos crezcan de manera plena, incluso si están separados. En el caso de la familia monoparental, estas acciones ya llevan un largo tiempo desarrollándose, pero lo importante es que ahora sin la necesidad de experimentar un divorcio, las responsabilidades sean de ambos por igual.

Reconocemos el esfuerzo de todos aquellos padres que desde su núcleo contribuyen a una igualdad de género, y, que gracias a su inclusión más estrecha en la crianza de los hijos, están construyendo una nueva sociedad. Mostrando de esta manera una mayor apertura al diálogo, una mayor disposición a participar dentro de los espacios con la familia.

El padre moderno es un padre que gestiona emociones, que promueve mejores relaciones sociales y compromisos. Desde esta mirada: ¡Feliz día del padre!





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