BienestarSalud FísicaSalud Mental

Hablemos de la primera menstruación

Es clave abordar el tema con naturalidad y no abordarlo como un problema, sino como una oportunidad para hablar de sexualidad, cambios físicos y emocionales.

Por Eduardo Gil
Ginecólogo y Obstetra de SANNA Clínica San Borja

 

La mayoría de los profesionales de la salud estamos acostumbrados y normalizamos ver sangre; asimismo, las mujeres adultas que menstrúan. Sin embargo, una niña o niño solo ven sangre cuando ocurre un accidente: cuando se golpearon, se cayeron, se cortaron, es decir, asocian sangre a daño, dolor, enfermedad e incluso muerte. En consecuencia, si una niña ve la sangre de su primera menstruación sin tener mayor conocimiento, obviamente, se va a asustar, por lo tanto, es importante que hablemos con ella antes de que comience a menstruar.

Al respecto, cuando se busca información, se suele encontrar en diversos sitios web que el momento en el cual va a presentarse la primera menstruación es un misterio y, por lo tanto, impredecible. Esto no es cierto. Primero, es normal que se presente entre los 9 y 16 años. Segundo, para que la menstruación ocurra, se tiene que haber presentado una serie de cambios físicos en la niña que son fácilmente reconocibles, como el aumento de la talla en forma rápida y el crecimiento de los senos.

Al momento de discutir el tema, se debe buscar el momento oportuno; por ejemplo, si la propia niña tiene curiosidad sobre ello o incluso antes, como parte de la formación en temas de sexualidad. Para ello, debemos explicarle que es un proceso totalmente normal, que todas las mujeres pasan por ello, que es parte del proceso de crecimiento y desarrollo, y que no implica ninguna enfermedad. La explicación se debe dar sin transmitir ansiedad, nerviosismo o miedo, para lo cual nosotros debemos reconocer nuestros tabúes y prejuicios en torno a la sexualidad.

Normalmente, en la consulta médica, la niña se encuentra tranquila, pero las madres suelen estar ansiosas y cuestionan todo: mencionan que “no es regular” o hacen comparaciones diciendo que sangran más o menos que ella o su hermana u otras mujeres de la familia. Sin embargo, cada cuerpo es diferente y se debe evaluar la situación en particular. Tampoco se debe crear expectativas negativas sobre la menstruación; por ejemplo, no decir que va a ser dolorosa o abundante, o que tiene que ser “regular”. Al inicio, la menstruación puede ser “irregular”; por ejemplo, la primera y segunda menstruación pueden ocurrir en un intervalo de un año y medio, lo cual es normal. Asimismo, no todas las niñas y adolescentes van a menstruar de la misma forma, ya sea en volumen, frecuencia o duración. Por ello, es importante recurrir a la atención médica para poder evaluar la situación.

Por otro lado, debemos darle confianza para que pueda consultar todas sus dudas e inquietudes sobre el tema en cualquier momento; acompañarla en su búsqueda de información y en el lado emocional sobre los cambios que está viviendo. Es preferible que reciba la información de sus padres o tutores y de profesionales de la salud en lugar de que la consiga sola de internet o basándose en experiencias de sus amigas, lo cual podría generar ansiedad y miedos.

Finalmente, el tema no debe ser abordado como un problema, sino como una oportunidad de hablar de sexualidad, cambios físicos y emocionales, e identidad. Asimismo, dejar atrás los tabúes y normalizar la menstruación como un evento normal que forma parte del crecimiento y desarrollo de una mujer.





Más en SaludNiuz

Botón volver arriba