¿Por qué hay que ir a terapia?

Por Antonella Galli 

Psicóloga de la Clínica Ricardo Palma

 

Tras la pandemia, hemos tomado mayor conciencia de los problemas de la salud mental, como la depresión y la ansiedad, ya que en el Perú han aumentado considerablemente. Cuidar nuestra mente es un acto de amor, valoración y respeto hacia nosotros mismos.

Muchas veces nos creemos autosuficientes y por tal motivo no acudimos a una terapia, como autora del libro Tú importas, puedo afirmar que muchas veces nos relegamos dando más importancia a ayudar a los demás que a uno mismo. Si nosotros atendemos nuestra salud mental podremos ayudar a los demás, en cambio si la relegamos nos va a perjudicar en nuestra vida personal, familiar y laboral. El poder tener una buena salud mental va a ayudar a que tomes buenas decisiones, a progresar en tus logros personales y a no dejarse interrumpir por los síntomas agravantes de la ansiedad o la depresión. 

Muchas veces nos creemos autosuficientes y, por tal motivo, no acudimos a una terapia. Como autora del libro «Tú importas», puedo afirmar que muchas veces nos relegamos, dando más importancia a ayudar a los demás que a uno mismo. Si atendemos nuestra salud mental, podremos ayudar a los demás. En cambio, si la relegamos, nos perjudicará en nuestra vida personal, familiar y laboral. Tener una buena salud mental nos ayuda a tomar buenas decisiones, a progresar en nuestros logros personales y a no dejarnos interrumpir por los síntomas agravantes de la ansiedad o la depresión.

¿Sabes cómo reconocer que se necesita ayuda profesional?

Si te cuesta realizar tus actividades diarias, tanto en casa como en los estudios o en el trabajo, es necesario indagar qué es lo que puede estar sucediéndote: 

• Algunos síntomas de la depresión son los siguientes: tener problemas para dormir  y conciliar el sueño, tener poca energía, desmotivación, irritabilidad, mayor sensibilidad, problemas para atender y concentrarse, olvidos, cambio en el apetito, mayor inseguridad y  el aumento de pensamientos negativos sobre uno mismo, los demás y el futuro.
• Si, por otro lado, tienes ansiedad, vas a sentir: tensión corporal, dolor en diversas partes del cuerpo, problemas para entender, concentrarte y dormir, aceleración excesiva del corazón y estar hiper alerta, estar muy sensible al ruido, ocasionándote sobresaltos, y tener pensamientos catastróficos a futuro.
• Cuando tienes un estrés sostenido en el tiempo, este te causa tensión muscular, problemas para dormir, problemas gastrointestionales, dolores de cabeza, aumento del azúcar en la sangre e irritabilidad. 
• Por otro lado, también puede que tengas situaciones traumáticas vividas en el pasado que no dejas ir y están congeladas en tu mente, por lo que tratas de evitar cualquier situación que sea similar a la que viviste, perjudicando tu vida personal familiar y laboral. 
• O bien, tengas un duelo no procesado, que te mantiene en depresión, pensando constantemente en el vacío que te dejó aquella persona que ya no está más contigo.

Pero, ¿qué puedes hacer además de buscar el acompañamiento de un médico?

• Ponte como prioridad en tu vida y cuida tu salud física y mental.
• Equilibra tus tiempos y date espacio para el deporte, la recreación, para hacer técnicas de relajación y meditación, y para aminorar el tiempo que está relacionado a situaciones de estrés.
• Duerme las horas necesarias, de 7 a 8 horas diarias, de acuerdo con las necesidades de tu cuerpo, porque si no lo haces, se eleva la hormona del estrés, el cortisol, lo que perjudica tu salud física y mental.
• Rodéate de personas que equilibren tu vida, algunas que sean positivas, otras que te ayuden frente a situaciones problemáticas y te sepan escuchar, y otras que te entretengan o te acompañen. El nivel de estrés se reduce si se tiene soporte social.
• Finalmente, si detectas que tienes ansiedad, depresión, duelo prolongado o situaciones traumáticas no resueltas, es importante acudir a un especialista en salud mental.