Cada 15 de marzo se celebra el Día Mundial del Sueño, una fecha que nos invita a reflexionar sobre la importancia de mantener hábitos que favorezcan la higiene del sueño, pues repercute directamente en nuestra salud tanto física, psicológica y emocional.
De hecho, según comparte Marian Rojas Estapé, especialista en psiquiatría, cuando pasamos la noche sin poder dormir o con múltiples despertares, “la mente no funciona con normalidad”, comparte. Esto puede generar desde dificultades en las habilidades cognitivas, hasta cambios en los estados de ánimo, volviéndonos más irritables. Además, puede repercutir negativamente en la concentración, la creatividad y la capacidad de solucionar problemas.
Asimismo, una mala higiene de sueño puede traer consecuencias a largo plazo, desencadenando afecciones como la hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares y otros problemas relacionados al peso.
En ese sentido, ¿qué situaciones pueden exponernos a una mala calidad de sueño? Presta atención a lo que debes evitar:
- No tener un ambiente ideal para descansar
La habitación debe ser un refugio para desconectar de la rutina y encontrar paz. Por eso, evita tener un dormitorio con luces demasiado fuertes. De igual manera, tener televisores u otros aparatos electrónicos alrededor.
- No mantener una rutina de sueño
De acuerdo con la Sociedad Mundial del Sueño, la higiene del sueño se refiere a todas esas rutinas que ayudan a promover un descanso ininterrumpido. Para ello, es fundamental crear hábitos saludables como por ejemplo: mantener un horario establecido para ir a dormir y evitar usar pantallas por lo menos 2 horas antes de acostarte.
- Evitar la actividad física
Además de ser bueno para la salud cardiovascular, mantener una vida físicamente activa contribuye al descanso de calidad. De acuerdo con los especialistas, puede ayudar a prevenir el insomnio. Dedica al menos 15 minutos diarios para hacer deporte incluyendo ejercicios de cardio y fortalecimiento muscular.
- Llevar una mala alimentación
Mientras que el consumo de bebidas azucaradas o con cafeína, sobre todo horas antes de dormir pueden afectar tu sueño; el consumo de ciertos alimentos pueden favorecerlo. Incluye verduras, frutas y legumbres en tu dieta. Asimismo, añade alimentos ricos en triptófano y melatonina como la leche y algunos cereales. Por el contrario, reduce el consumo de sal y de comidas procesadas y no olvides cenar por lo menos 1 hora antes de acostarte.
Finalmente, para un descanso saludable recuerda que es fundamental dejar de lado algunos hábitos dañinos como fumar o beber en exceso, ya que se relacionan directamente con algunos problemas para dormir.
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