Investigación

¿Qué son los medicamentos en 3D y cómo pueden revolucionar la medicina?

Los medicamentos impresos en 3D pueden beneficiar a varios grupos de pacientes y están marcando el camino de la medicina personalizada.

El sector médico es actualmente uno de los que mayor acogida le da a la tecnología 3D.  Por ejemplo, se ha trabajado en la adaptación para el desarrollo de prótesis, implantes y hasta órganos a medida. Otra de las grandes apuestas en este campo son también los medicamentos impresos en 3D, una opción que podría cambiar los tratamientos médicos de manera radical.

“Consiste básicamente en crear un solo medicamento con varios principios activos distintos”, explica la Dra. Dolores Serrano, del Dpto. Farmacia Galénica y Tecnología Alimentaria Facultad de Farmacia Universidad Complutense de Madrid, en declaraciones al medio 20 minutos. “Es como si dividiéramos un solo comprimido en distintos compartimentos, de manera que en cada compartimento se imprime uno de los fármacos que el paciente necesita, y combinarlos en lo que se conoce como una polipíldora”. 

Esta técnica supone una gran ventaja para muchos pacientes. En primer lugar, para los pacientes polimedicados, que toman varios medicamentos distintos y para distintas patologías varias veces al día. “Estas personas podrían tomar toda su medicación en un solo comprimido, lo que facilita mucho la adherencia al tratamiento”, agrega. 

Los más beneficiados son los pacientes de mayor de edad y sobre todo niños, ya que, como explica la especialista, hay muchos medicamentos que no están adaptados para ellos, complicando la toma. “Podríamos, por ejemplo, imprimirlos en forma de gominola, en comprimidos más pequeños y fáciles de tragar…”.

En cuanto a los pacientes con enfermedades raras, quienes tienen menos opciones de tratamientos por la poca población que los requiere, la doctora Serrano comentó que “con la impresión en 3D se podría fabricar estos tratamientos más especiales en los hospitales y hacer fármacos mucho más personalizados”.

Sin embargo, si bien esta opción es ventajosa para los grupos mencionados, parece poco factible que se extienda a los pacientes en general, porque no es rentable. “Fabricar medicamentos a gran escala es muy barato. Los medicamentos en 3D son más caros y lo ideal es que se fabriquen para quien realmente se va a beneficiar de ellos”.

El desarrollo de medicamentos 3D está aún en una fase temprana, aunque ya son una realidad. El primer fármaco en 3D aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) fue el Spritam en 2015, un medicamento para la epilepsia.

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