Coronavirus

4 razones para seguir usando mascarilla después de vacunarte

Los expertos indican que la mascarilla es la mejor arma para complementar la aplicación de las vacunas contra la COVID-19 y lograr controlar la transmisión.

El inicio de la vacunación contra la COVID-19 supone el principio del fin de esta pandemia. Pero ¿cuándo podremos decirle adiós a esa mascarilla que nos ha estado acompañando continuamente desde hace más de un año? Expertos indican que todavía no nos podemos despedir de ella. Todo lo contrario: debemos convertir este simple elemento en una parte normal de nuestra interacción con otras personas, incluso tras recibir la vacuna.

1. Ninguna vacuna es 100% eficaz

Si 100 personas se aplican una vacuna con un 79% de eficia, 79 de ellas no se van a enfermar al infectarse con el virus. Las otras 21, en cambio, sí podrían desarrolar síntomas, aunque de una forma leve o moderada. Casi todas las vacunas protegen al 100% de hacer formas severas de la enfermedad y morir, aunque siempre hay una mínima posibilidad de que se presente algún caso.

“No significa que la vacuna falla, al contrario, este también sería una caso exitoso de la vacuna, ya que probablemente esta persona no va a desarrollar síntomas graves incapacitantes ni va a requerir ser hospitalizada”, explicó la inmunóloga y especialista en enfermedades infecciosas Thalía García Téllez al medio Salud con lupa.


"Tenemos que aprender a manejar el riesgo de contagio. Si voy a un espacio cerrado con mucha gente es mejor utilizar una mejor mascarilla, como una KN95, pero si voy a caminar al aire libre con mi mascarilla de tela es suficiente". Dr. Elmer Huerta, epidemiólogo peruano

2. Los vacunados aún podrían contagiar

Las vacunas previenen la enfermedad grave y la muerte, pero hasta el momento no hay evidencia que confirme que también evitan la infección.

«Es posible que las personas vacunadas se infecten, que el virus entre a su cuerpo, pero como están vacunadas no se enfermen. Sin embargo, al tener el virus lo puede transmitir a otras personas. Por eso, es muy importante que cuando uno se vacuna siga con todas estas medidas», dijo a este medio Ernesto Gozzer, médico salubrista y profesor de la Universidad Peruana Cayetano Heredia.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) también previene sobre esta posibilidad, aunque agrega que la carga viral de una persona vacunada es mucho menor, así que las posibilidades de infectar a otros también puede que sean menores.

3. La protección no es inmediata

El efecto protector de las vacunas no es inmediato al pinchazo. Ni al primero, ni al segundo. Se espera que la máxima inmunidad recién se dé dos semanas después de la segunda dosis o 35 días después de la primera siempre y cuando se haya recibido la segunda.

«Por eso es que hay personas que se han puesto la primera dosis y aun así se contagian y enferman antes de la segunda dosis, al igual que personas que se contagian días antes de vacunarse e igual desarrollan la enfermedad», agregó Gozzer.


"Ante las nuevas variantes, es más económico utilizar doble mascarilla, primero la quirúgica y encima la de tela, siempre buscando que queden bien ajustadas a la cara". Dr. Antonio Quispe, epidemiólogo peruano

4. Protección contra la variantes

La enorme transmisión del virus de la COVID-19 en el mundo está fomentando la creación de nuevas variantes, algunas de ellas con escape inmunológico. Por ejemplo, según un estudio preliminar hecho en Manaos (Brasil), la probabilidad de reinfección por la variante brasileña —la cual está ganando terreno en el Perú— es de 25% a 61%.

«El escape inmunológico implica que las personas con anticuerpos (ya sea por vacunación o por infección previa) tienen riesgo de contraer el virus. Quizás no enferman de forma severa, pero pueden contribuir a cadenas de transmisión. Ahí perdemos una defensa adicional», explicó el epidemiólogo peruano Mateo Prochazka, en su cuenta de Twitter.

Las mascarillas protegen contra  el virus original y las nuevas variantes.

Usa correctamente la mascarilla

La mascarilla debe cubrir la nariz, la boca y el mentón, no solo uno de ellos. En el caso de la mascarilla quirúrgica recuerda siempre que el lado celeste debe ir para afuera, ya que es la parte impermeable que evita el ingreso del aerosol a nuestra boca. El lado blanco, en cambio, es el interno y ayuda a que nuestra saliva se quede en la mascarilla y no salga al exterior. Además, dos mascarillas son mejor que una.

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