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Hipertensión y su relación con la insulina

Solo del colesterol o tabaco no se llega a la hipertensión. La insulina puede ser una de las principales causantes.

Uno de los problemas más comunes y más graves es la hipertensión, una de las principales causas de muerte en el mundo. Los factores que más se asocian son el consumo excesivo de alcohol, colesterol alto, sedentarismo, consumo de tabaco. Sin embargo, la resistencia a la insulina es quizá unos de los factores más determinantes.

La hipertensión es sangre que circula por las arterias con una presión más alta de lo normal (más de 120/80) y aumenta los problemas de enfermedad renal, insuficiencia cardiaca, o problemas oculares. Se ha concluido según diversos estudios (Diabetes Care, 2003) que casi todas las personas que padecen hipertensión, tienen resistencia a la insulina.

 

Resistencia insulínica e hipertensión arterial

Los dos factores que hoy se consideran como los más importantes en el desarrollo del síndrome metabólico son la hipertensión y la obesidad, y se puede ver que cuando ambos están presentes la prevalencia de este síndrome es casi de 50% (Fig.1). Por otro lado 25% a 40% de los hipertensos no obesos y no diabéticos tienen resistencia a la insulina y más de 50% de los obesos son hipertensos.

 

¿Cómo afecta la insulina a la presión arterial?

  • Déficit de óxido nítrico
  • Dislipidemia
  • Retención de agua y sal
  • Hipertrofia de la pared vascular (paredes muy gruesas)
  • Activación del sistema nervioso simpático   

 

Algunas evidencias apoyan la teoría de que la resistencia a la insulina puede anteceder al desarrollo de la hipertensión. Existe, por ejemplo, evidencia que la insulinemia de ayuno se asocia con la presión arterial sistólica, evidencia concreta, válida y establecida por muchos estudios.

Otro ejemplo es que en los pacientes normotensos de primer grado de hipertensos esenciales, se detecta insulinorresistencia si se les realiza una prueba de resistencia insulínica, como el HOMA (Homeostatic Model Assessment).

Otra evidencia que apoya esta teoría es que la caída de la presión arterial cuando un obeso baja de peso, se relaciona con una mejoría de la sensibilidad a la insulina. Existen también estudios que muestran que los pacientes que son tratados con insulina no presentan aumento de la presión arterial, lo que también habla en favor de la relación.

Por último, está el hecho de que los fármacos que aumentan la sensibilidad a la insulina, como las glitazonas, atenúan el desarrollo de la hipertensión y bajan la presión arterial. En otro estudio, el Dr. Julius demostró que el nivel de insulina es mucho menor en los sujetos normales, es decir, no hipertensos, que en los portadores de hipertensión crónica. El estudio se publicó en la década de 1990 y su interés radica en que el autor estudió el curso natural del síndrome metabólico y su relación con la hipertensión (Julius et al., Hypertension 16, 1990).


Existe la teoría de que la resistencia a la insulina puede anteceder al desarrollo de la hipertensión. Por ejemplo, hay evidencias que la insulinemia de ayuno se asocia con la presión arterial sistólica.



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