¿La artritis reumatoide también afecta a adultos jóvenes?

Cuando las molestias aparecieron por primera vez, José Miguel no les dio mucha importancia. Aunque tenía dolor, inflamación, sensibilidad y rigidez en las articulaciones de las manos, sintió que eran controlables y que sería pasajero. Dos años después los síntomas no habían desaparecido; al contrario, incrementaron gradualmente su intensidad, extensión y duración. Cuando decidió visitar al especialista, el diagnóstico lo sorprendió: tenía artritis reumatoide a los 30 años. 

Aunque solemos asociar esta enfermedad con personas mucho mayores, lo cierto es que, según el American College of Rheumatology, la artritis reumatoide suele aparecer entre los 30 y 50 años, un riesgo que aumenta conforme avanzan los años. No obstante, puede presentarse a edades aún más tempranas. 

 “El origen de la artritis reumatoide es multifactorial, dado principalmente por factores genéticos que predisponen su aparición. Asimismo, también puede darse por factores ambientales, como el tabaquismo y las infecciones bacterianas o virales”, explica la doctora Ayleen Menacho Alvarado, médico especialista en Reumatología del Centro Médico Plaza Lima Sur de la Clínica Ricardo Palma.

La artritis reumatoide es un trastorno autoinmunitario crónico en el cual el sistema inmunológico ataca por error las membranas sinoviales que recubren las articulaciones. La especialista señala que suele comenzar en las articulaciones más pequeñas, como las de las manos o los pies, para luego extenderse a las demás. Incluso, puede afectar la piel, los ojos, la médula ósea, el corazón, los riñones y los pulmones, entre otros órganos.

Síntomas

Las señales más frecuentes de la artritis reumatoide son:

-Enrojecimiento, inflamación y dolor en las articulaciones. 

-Rigidez, sobre todo, al momento de despertar o después de estar inactivo.

-Cansancio.

-Fiebre.

-Pérdida de apetito.

¿Cuándo acudir al especialista?

Si bien los síntomas de la artritis reumatoide varían de intensidad e incluso desaparecen por periodos, con el paso del tiempo esta enfermedad puede causar deformación de las articulaciones y ser incapacitante.  Por ello, ante la presencia persistente de alguna de estas señales, es importante acudir al especialista. Si bien la enfermedad no cuenta con una cura definitiva, comenzar un tratamiento brinda la posibilidad de gestionar los síntomas de manera efectiva, prevenir posibles consecuencias y potenciar la calidad de vida.

De acuerdo con la Clínica San Felipe, para diagnosticar este trastorno, el paciente debe someterse a un examen físico y realizarse las pruebas de Anti CPP (anticuerpos antipéptidos cíclicos citrulanados), que confirma la presencia de anticuerpos que atacan a los tejidos sanos, y de Factor Reumatoideo, que también mide los anticuerpos. Asimismo, el reumatólogo solicitará placas radiográficas, ecografías o resonancias para evaluar el estado de las articulaciones.

Tratamiento

Para tratar la artritis reumatoide se debe seguir dos tratamientos de manera paralela:

–Farmacológico. Para aliviar el dolor y la inflamación se usan medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, corticoides o fármacos antirreumáticos modificadores de enfermedad, como metotrexato, leflunomida, hidroxicloroquina y sulfasalazina. 

“Ante la falla del tratamiento convencional, se pueden usar los fármacos biológicos”, refiere la doctora Menacho. Estos actúan sobre el sistema inmunológico y frenan la inflamación. 

-Terapia física. Ayuda a prevenir el dolor, la inflamación y la deformidad de las articulaciones. Además, permite mantener flexibles las articulaciones.

Además de seguir las terapias, es importante que los pacientes eviten los factores de riesgo, como el tabaquismo y el sobrepeso, tengan una alimentación sana, practiquen ejercicio y mantengan siempre una actitud positiva. Así podrán convivir con esta enfermedad y tener una mejor calidad de vida.