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La infección que mata silenciosamente a los pacientes de coronavirus

Apenas estamos empezando a identificar que la neumonía por COVID-19 causa inicialmente una forma de privación de oxígeno que llamamos “hipoxia silenciosa”; se dice que es “silenciosa” debido a su naturaleza insidiosa y difícil de detectar.

La neumonía es una infección de los pulmones en la que los alvéolos, o sacos de aire en los pulmones, se llenan de fluido o pus.

Por lo general, los pacientes desarrollan molestias en el pecho, dolor al respirar y otros problemas respiratorios. Sin embargo, cuando la neumonía por COVID-19 ataca por primera vez, los pacientes no sienten que les falta el aire, aun cuando sus niveles de oxígeno caen.

Y para cuando tienen esa sensación, presentan niveles de oxígeno alarmantemente bajos y una neumonía de moderada a grave (como se ve en las radiografías de tórax). La saturación normal de oxígeno para la mayoría de las personas al nivel del mar es del 94 al 100 por ciento; los pacientes con neumonía por COVID-19 que atendí tenían saturaciones de oxígeno tan bajas que llegaban al 50 por ciento.

Muchos de los pacientes que atendieron dijeron que habían estado enfermos durante una semana más o menos con fiebre, tos, malestar estomacal y fatiga, pero que solo sintieron que les faltaba el aliento el día que se presentaron al hospital.

Es evidente que la neumonía llevaba varios días, pero para cuando sentían que tenían que ir al hospital, a menudo ya estaban en estado crítico.

En los departamentos de urgencias se entuban a los pacientes que se encuentran en un estado crítico por diversas razones.

Pero, la mayoría de los pacientes que requieren intubación de emergencia están en estado de choque, tienen un estado mental alterado o resoplan para respirar.

Los pacientes que requieren intubación debido a la hipoxia aguda a menudo están inconscientes o utilizan todos los músculos que pueden para respirar. Están en una situación de extrema presión. Los casos de neumonía por COVID-19 son muy diferentes.

La gran mayoría de los pacientes de neumonía por COVID-19 que tenían una saturación de oxígeno notablemente baja en el triaje —aparentemente incompatible con la vida—, pero todavía usaban sus teléfonos celulares mientras los conectábamos a los monitores.

Aunque respiraban rápido, no parecían estar sufriendo demasiado, a pesar de los niveles peligrosamente bajos de oxígeno y la terrible neumonía que mostraban sus radiografías de tórax.

Apenas estamos empezando a entender por qué esto es así. El coronavirus ataca a las células pulmonares que producen surfactantes. Esta sustancia ayuda a mantener los alvéolos abiertos entre las respiraciones y es fundamental para la función pulmonar normal.

Cuando comienza la inflamación de la neumonía por COVID-19, esta provoca que los alvéolos se colapsen y que los niveles de oxígeno caigan. Sin embargo, los pulmones inicialmente siguen “respondiendo”, todavía no están rígidos ni llenos de líquido. Esto significa que los pacientes todavía pueden expulsar dióxido de carbono y dado que el dióxido de carbono no se acumula, los pacientes no sienten que les falta el aire.

Los pacientes compensan el bajo nivel de oxígeno en su sangre respirando más rápida y profundamente, lo cual sucede sin que se den cuenta.

Esta hipoxia silenciosa, y la respuesta fisiológica del paciente a la misma, causa aún más inflamación y el colapso de más alvéolos, y la neumonía empeora hasta que los niveles de oxígeno se desploman.

De hecho, el paciente se lesiona los pulmones al respirar cada vez más fuerte. El 20 por ciento de los pacientes con neumonía por COVID-19 pasa a una segunda fase más mortal de lesión pulmonar. El líquido se acumula y los pulmones se vuelven rígidos, el dióxido de carbono se eleva y los pacientes desarrollan un fallo respiratorio agudo.

Para cuando es evidente que los pacientes tienen problemas para respirar y llegan al hospital con niveles de oxígeno peligrosamente bajos, muchos acabarán conectados a un respirador.

La hipoxia silenciosa que avanza rápidamente para convertirse en un fallo respiratorio explica los casos de pacientes de COVID-19 que mueren repentinamente después de no sentir falta de aliento (parece que la mayoría de los pacientes de COVID-19 experimentan síntomas relativamente leves y superan la enfermedad en una o dos semanas sin tratamiento).

Hay una forma de identificar más pacientes que tienen neumonía por COVID-19 más pronto y tratarlos con más eficacia, y no requeriría esperar a una prueba de coronavirus en un hospital o consultorio. Se necesita la detección temprana de la hipoxia silenciosa a través de un dispositivo médico común que se puede comprar sin receta en la mayoría de las farmacias: un oxímetro de pulso o pulsioxímetro, aunque más frecuentemente se le llama solo oxímetro.


El oxímetro es igual de sencillo de usar que un termómetro. Estos pequeños dispositivos se encienden con un botón y se colocan en la punta de un dedo. En unos segundos, muestran dos números: la saturación de oxígeno y la frecuencia del pulso. Los oxímetros son extremadamente confiables para detectar problemas de oxigenación y frecuencias cardiacas elevadas.



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