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La leche y su impacto en tu salud intestinal

El consumo de leche de vaca puede ocasionar deterioro de la función intestinal. Es recomendable reemplazarla por otros alimentos que aportan calcio como las almendras.

La leche de vaca presenta una fosfoproteína llamada caseína. La caseína puede causar una alteración en el intestino delgado como el deterioro de la función gastrointestinal, la disminución de las contracciones intestinales y la inhibición de la proliferación de linfocitos.

Consumir leche es un hábito, sin embargo un puñado de almendras aporta 10 veces más calcio que un vaso de leche.

Un cambio relevante sería reemplazar la leche de vaca por una vegetal no industrializada para evitar mayor permeabilidad intestinal y consecuencias como el síndrome de intestino irritable.

Las grasas saturadas de los lácteos pueden elevar el colesterol gradualmente,además de producir la famosa intolerancia a la lactosa. El cuerpo humano conforme pasa el tiempo, pierde la capacidad de digerir la enzima de la lactasa.

Al consumir leche, así sea deslactosada, algunos elementos ingredientes restantes como la caseína pueden provocar dolor, diarrea y gases. Además, la caseína es una sustancia que el cuerpo no puede eliminar y contribuye a incrementar los problemas inmunológicos.

Al contrario de lo que se piensa, no fortalece los huesos, ya que los lácteos producen un pH ácido en el cuerpo y provoca un mayor desgaste de calcio. En las mujeres, los altos niveles de lactosa pueden dar pie al cáncer de ovario y en los hombres una dieta alta en calcio es un factor de cáncer de próstata.

Siempre que un nutricionista te lo aconseje, la leche de almendra (o en su presentación más natural como frutos secos) y de soya son buenas opciones para sustituir cualquier tipo de leche de vaca, así evitarás la inflamación crónica y los efectos adversos que trae consumirla.

 


El aporte de calcio, según expertos es fundamental desde el nacimiento hasta los 20-21 años, que es cuando se llenan las reservas de calcio del cuerpo. Por este motivo, durante la infancia es mucho más sencillo recurrir a los lácteos para cubrir las necesidades. En general, dos vasos de leche y un yogur al día pueden bastar.



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